La residencia de los Anchorena se construyó rápidamente con el objeto de hospedar a la Infanta Isabel de Borbón en su visita a la Argentina. A pesar de que este hecho n se concretó, el palacio fue escenario de importantes encuentros sociales, como el baile del centenario de la Independencia de 1916.
El Palacio fue la residencia de Mercedes Castellanos- hija de unos de los pioneros de la colonización agraria y del fomento de la inmigración europea en la Argentina. El proyecto de este grand hotel particullier fue encargado en 1906 al Arquitecto noruego Alejandro Christophersen (1866-1946), una de las principales figuras de la arquitectura argentina.
El palacio es un conjunto de tres residencias independientes compuestas en torno a un elegante patio de honor, precedido por un pórtico de hierro forjado y abrazado por dos amplias escalinatas que articulan un acceso de escala monumental. El ala izquierda orientada a la calle Esmeralda fué habitada por Mercedes Castellanos de Anchorena junto con su hijo Aarón; la central por Enrique Anchorena y su familia; y la que linda con la calle Basavilbaso, utilizada por Leonor Uriburu, viuda de Emilio Anchorena.
Si bien el conjunto se inscribe dentro de la gran tradición adacémica francesa desarrollada y mantenida por l'Ecole des Beaux Arts.
Christophersen incorpora elementos ligados al Art Nouveau, logrando integrar eficazmente los lineamientos rectores de origen clásico con las nuevas propuestas finiseculares.
Tanto sus imponentes fachadas (obtuvo premio a la mejor fachada en 1910) como las cubiertas coronadas por mansardas, cúpulas, buhardillas y chimeneas, presentan un exaltado tratamiento volumétirco de aliento casi escultórico que también se manifiesta en el exquisito pabellón de hierro y cristal del jardín de invierno que mira a la calle Basavilbaso.
El palacio cuenta con una superficie Total de 8.100 m2.
El Palacio Anchorena y La Plaza San Martín
Junto al antiguo Palacio Paz -Hoy Círculo Militar-, el Plaza Hotel y el edificio Kavanagh, integra un magnífico conjunto edilicio que otorga a la Plaza San Martín un singular perfil urbano, representativo de la rica y ecléctica variedad del patrimonio arquitectónico porteño del siglo XX. Esta plaza declarada lugar histórico nacional, posee un gran valor emblemático, acrecentado por el espacio erigido en homenaje a los héroes de Malvinas y a su vez enmarcada por monumentos históricos tales como el Palacio San Martín, el edificio Kavanagh y la Estación Retiro.
Fotos Ariel Leibovici
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